Chisporroteaba alegre la lumbre en el fogón, los tizones, al rojo palido, como atardecer de mayo, unos cortes de esos de ochocientos gramos cada uno, sobre la parrilla se hacian lento, com debe manejarse el fuego, una vuelta, nada mas, el sabor marino de la sal de grano, la pimienta, y unos morrones al lado achicharrandose.
mmmm que aroma en verdad, que llenaba la tranquila calle de sabado en Lopez Cotilla y Unión, perfumada con aroma de cebollas asadas al romero.
de nuevo, como otras veces una botella de tinto esperaba en sala para ser descorchada, tan fresca como esa tarde de este incipiente invierno tapatío que llena las calles con aroma de pino de los Colomos.
una vez en mesa se descocho la botella, mmmm, que vista, que perlas cabalgan en la copa, que aroma tan rico, casi complejo de ese Nebbiolo de la Bodega Cetto, el color, como boca de de princesa española, rojo candente, que invita a pasiones, su aroma, delicado, complejo, profundo, que te lleva a recuerdos de frutas rojas, como si aspiraras viejas zarzamoras en el dintel de una puerta de hacienda, ( la tzipactli dice que tambien mantequila), en la boca, se reitera la compleja mezcla de algres sabores, sabe a Mi tierra, a mi México, con sangre europea, ha que mezcla tan deliciosa con esa armonia del asado en turno, final definido, que sientes como pasa en tiempo al gustarlo, que vino, que orgullo que sea de mi patria.